Hace unos días me dirigía a los miembros de un grupo que frecuento, preguntando si me podían informar de editoriales (o agentes) serias, que se movieran en torno a la novela policíaca y la ficción histórica.
Inialmente la propuesta dejó indiferente, pero al poco comenzaron a llegar respuestas, la primera tan escueta como, en mi opinión, brillante: “Los agentes literarios no existen, son los padres”, me dijo. Me pareció
genial y cada vez la encuentro más cierta.
La segunda, citando a
Martín Fierro, me propuso este consejo, en forma de serventesio: "Hacete amigo del juez, no le des
de qué quejarse, que siempre es bueno tener, palenque de ande rascarse"; al fin y al cabo lo que intentamos hacer cada vez que un agente o editor se digna a contestarnos.
Le respondí a Jesús que uno sigue siendo un ingenuo, y a Lorena que el consejo de Martín Fierro me
parecía impracticable, y no por orgullo o pudor precisamente, sino por razones metafísicas, ya que en verdad los
agentes viven en un mundo paralelo.
Carme me sugirió Círculo Rojo y también que
“lo mejor es un listado –de editoriales- y a por ellas, una a una, hasta
reventar. Digan lo que digan sobre los ingenuos”. "Quien no llora, no
mama”, acabó diciendo.
Gloria cree que los buenos agentes se han extinguido, igual que los rinocerontes negros. Añade que la
cerrazón de las editoriales contribuyó a su muerte y concluye con una
curiosa afirmación: “habemos quienes sabemos hacer las cosas, me refiero a
montar una editorial. Tenemos todo, excepto dinero”.
Blanca está de acuerdo ya añade que siempre quedara Amazon como alternativa (que es gratis) aunque
conlleva un gran proceso de auto difusión por parte del autor...
Jesús habla por la voz de la experiencia. Dice que es más difícil acceder a las agencias que a las editoriales, y que las
que responden lo hacen para ofrecerte servicios de corrección, más que para
promocionar tu obra.
Afirma que las editoriales están muy saturadas de
manuscritos y ven cómo las ventas bajan cada vez más, de modo que es muy
difícil que se animen a publicar a un autor desconocido. No parece muy optimista: dice que hay que
intentar "venderles el producto" lo mejor posible, y ni aún así.
Confiesa haber tenido la
"suerte" de encontrar un editor (Ediciones Tagus, un sello
electrónico de Planeta), cuya distribución es sólo a través de la plataforma de
Casa del Libro, si bien añade que, aunque el trabajo editorial fue formidable, la
promoción que hacen de la novela es prácticamente nula, lo que sumado a que el
precio que pusieron a la obra fue de casi 5 euros, le lleva a pensar que habría
tenido seguramente más difusión si la hubiera sacado él mismo en Amazon, que es
lo que acaba recomendando. Publique sus novelas en esta plataforma y si ahí
tienen éxito, “las editoriales llamarán a tu puerta”, es lo que acaba diciendo.
Jesús sugiere que para buscar editorial lo
mejor son las librerías. “En una librería mediana-grande puedes ver qué
editoriales son las que realmente tienen una difusión aceptable de sus libros.
De las que no veas ejemplares en esas librerías, mejor no probar, al menos en
principio.
Por otro lado, un hecho que hay que tener muy presente es que ahora
escribimos más gente que nunca, por lo que destacar entre todo ese maremágnum
es harto difícil, aunque sólo sea por una cuestión estadística. Es incluso
posible que tu obra sea buenísima, pero por meras razones estadísticas no haya
un suficiente número de personas que se fije en ella, y no consiga
"despegar". Y eso sin contar con el hecho de que a todos nos parece
que nuestra obra es mucho mejor que la media".
Josep coincide con Jesús pero apunta que hay
empresas que se ocupan de la promoción, pagando claro. Autopublicación,
autopromoción; sí pero pagando... Parece que quien tenga dinero para
apostar por su obra tendrá un camino abierto. Poderoso caballero Don Dinero, como siempre.
Por otro lado, efectivamente, los agentes son los padres.
Janett-Lucía dice que el mundo editorial
tradicional ha cambiado mucho con los teléfonos
inteligentes y las tabletas, y que hoy en día las editoriales tradicionales han
quedado para escritores extremadamente famosos y personalidades que
escriben un libro.
Termina afirmando que para
ella la publicación digital ha dado alas a sus esperanzas, e incluso a sus
libros de papel.
Savitri me dice que no pierda más tiempo
rogando a editoriales y agentes para que me hagan caso. La vida es corta y los
escritores queremos ser leídos, dice. Su consejo es: AUTOPUBLICACIÓN, así, con
mayúsculas, lo que comparte Janett-Lucía.
Lorena reconoce que autopublicar es lo más
fácil (y económico), si bien lo difícil es el paso posterior: la distribución y
promoción, y también, claro, los pasos inherentes a la publicación (la
revisión, la corrección, la edición, etc.) pues si optamos por "auto"
no podemos contar con la visión especializada de otros, nos la tenemos que
arreglar solos, a veces demasiado.
Lorena me plantea: ¿qué te parece si
disparas tu propuesta editorial para todos lados? Envíalas a todas. Y que ellos
decidan si la reenvían a otro departamento, a qué colección se adapta más, en
qué editorial encajaría mejor, etc. Envía, envía, envía. A lo mejor deciden que
no entra en el género policial sino en literatura de nuevos narradores, por
darte un ejemplo. Que se las arreglen ellos! No son tantas, no olvides la
concentración monopólica que tiene esta gente.
Quiere que conste que esto no
es un consejo, “no me gusta darlos (ni tampoco recibirlos, salvo que
expresamente lo pida!) tómalo como una idea que surge charlando un poco de este
tema. Insiste, persiste. Mientras mueves las grandes, paralelamente piensa en
las independientes y también, mientras esperas que te contesten todas puedes ir
trazando una estrategia de autoedición (aquí debes analizarlo desde parámetros
del marketing y de la inversión)
Pero insiste, sigue, sigue.”
Anthoni no puede decir nada por lo que se
refiere a España, pero sí que acaba de publicar dos novelas cortas en la
Editorial Persée, en Francia, escritas en francés y que está traduciendo al
español actualmente.
Afirma que Persée ayuda a los nuevos
escritores publicando sus libros por un precio bastante correcto.
Frida cree que eso de disparar a todos
lados abre la puerta a que plagien la novela, por lo que recomienda que se
inscriba en la institución respectiva para proteger sus derechos de autor antes
de disparar.
También dice que si se cuenta con los medios económicos
necesarios puede autopublicarse y asumir la tarea de mercadeo correspondiente.
Jesús recomienda autopublicar la novela, preferiblemente en Amazon
KDP, y promocionarla a través de blogs, redes sociales, etc. (y por supuesto,
llevarla al registro de la propiedad intelectual primero de todo). Todo ello puede
hacerse en paralelo con la búsqueda de un editor. Si la novela recibe buenas
críticas en internet, eso ayudará también a convencer a los posibles editores.
Carme creo que pone
un excelente colofón a un debate que me ha parecido muy interesante: dice que
su ilusión es publicar en papel y no tiene prisa “¿Qué estoy haciendo?, pues
contacto con alguna editorial o agente literario preguntando si puede interesar
el tema que propongo y si contesta afirmativo, pues entonces sí envío. Dar
palos de ciego no es lo mío, lo considero desmoralizador y poco práctico.
Regalar mi obra, ni en broma: “antes muerta que sencilla”. Autopublicar:
siempre estoy a tiempo. Presentarme a certámenes: por descontado. Promocionar
mi marca personal a través de mi web-blog: a todo trapo. Pero por encima de
todo, cree en ti pero no esperes que alguien llame a tu puerta.
Como podéis ver, una auténtica tormenta de ideas, bastante pegada a la realidad y creo que interesante.
Si te ha gustado, por favor comparte.
Feliz día.
Como podéis ver, una auténtica tormenta de ideas, bastante pegada a la realidad y creo que interesante.
Si te ha gustado, por favor comparte.
Feliz día.
Esto es lo que hay para tí, con tantos amigos...
ResponderEliminarGracias por comentar, Carlos. He visto tu perfil y veo que usas a menudo la expresión "esto es lo que hay". Tiene algún dignificado especial para ti?
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