Constituye un lugar común decir que la eficaz gestión de las redes sociales y el universo
digital es una de las señas de identidad con que se nos presenta Podemos, una organización que dice apostar decididamente por las posibilidades que ofrece internet a la hora facilitar nuevos cauces de participación ciudadana. La utilización estratégica de redes sociales como twitter y el desarrollo de plataformas y foros digitales de participación son claras expresiones, nos dicen, de su forma de ver la democracia.
Sin embargo, y como suele ocurrir, entre lo que se dice y lo
que en realidad sucede a veces existe un trecho que no conviene desdeñar, y la
observación del funcionamiento de Plaza Podemos, su plataforma de participación y debate de referencia, aporta algunas curiosidades al respecto.
Paso por alto el tono de exaltación sectaria que rezuman la práctica totalidad de comentarios de la Plaza, para fijarme en la información supuestamente objetiva que ofrece la propia plataforma, y en particular en el funcionamiento de su contador de
visitas, cuya evolución revela un
paulatino pero constante descenso desde las más de 10.000 mil visitas diarias que registraba a finales de noviembre, con un pico por encima de 14.000, hasta las poco más de 6.000 que recibe
últimamente.
También llama la atención la propia gestión del contador y sus múltiples y reiterados errores de actualización, que uno no sabe si achacar a la desidia o a la intención de maquillar el progresivo declive de la página.
Veamos de qué estoy hablando. Cuando el número de visitas superaba las 10.000 diarias el contador las cifraba precisa y puntualmente; sin embargo, cuando los datos descienden de las 9.000 vistas el funcionamiento del contador comienza a atascarse: la cifra de 8.851 visitas se mantiene invariable los días 12 y 13 de diciembre, la de 8.828 los días 19 y 20, la de 8.705 los días 23 a 25 de diciembre y la de 8.231 los días 26 y 27. A día 2 de enero, en pleno proceso de elección de órganos locales de dirección, el contador refleja 6.206 visitas, cantidad que permanece invariable desde el día 31 de diciembre.
¿Despistes propios de las fiestas o maquillaje de datos? En el mejor de los casos y contra lo que cabría suponer, sorprende el escaso rigor con que Podemos gestiona uno de sus recursos emblemáticos.