Cada día, durante el desayuno, María Dolz coincide en la cafetería con un matrimonio que le llama poderosamente la atención. De buena posición y buen aspecto, María los idealiza como la pareja perfecta y como tales y desde una distancia casi furtiva cada mañana les observa y los admira.
Sin embargo, un buen día la pareja deja de asistir a su cita cotidiana en la cafetería, y María, poco después, descubre los motivos de la ausencia: Miguel Desvern, el hombre que cada mañana se sentaba a desayunar junto a su esposa, había muerto cruel y estúpidamente asesinado a manos de un marginado demente.
Este es el planteamiento con que Javier Marías nos propone un relato brillante y denso, en el que reflexiona en torno a muy diversos temas: la muerte sobrevenida cuando menos se la espera, el amor en sus distintas versiones y facetas, el engañoso juego de las apariencias.
Creo que fue Capote quien sostuvo que el mayor placer de la escritura no es el tema que se trate, sino la música que se puede hacer con las palabras. Desde mi personal visión yo añadiría que éste es también el mayor placer de la lectura. En Los enamoramientos las palabras suenan verdaderamente como música, y este es el mayor valor que, sin desmerecer la trama, yo quisiera resaltar de esta novela.