martes, 15 de abril de 2014

Los agentes literarios no existen, son los padres




Hace unos días me dirigía a los miembros de un grupo que frecuento, preguntando si me podían informar de editoriales (o agentes) serias, que se movieran en torno a la novela policíaca y la ficción histórica. 

Inialmente la propuesta dejó indiferente, pero al poco comenzaron a llegar respuestas, la primera tan escueta como, en mi opinión, brillante: “Los agentes literarios no existen, son los padres”, me dijo. Me pareció genial y cada vez la encuentro más cierta. 

La segunda, citando a Martín Fierro, me propuso este consejo, en forma de serventesio: "Hacete amigo del juez, no le des de qué quejarse, que siempre es bueno tener, palenque de ande rascarse"; al fin y al cabo lo que intentamos hacer cada vez que un agente o editor se digna a contestarnos. 

Le respondí a Jesús que uno sigue siendo un ingenuo, y a Lorena que el consejo de Martín Fierro me parecía impracticable, y no por orgullo o pudor precisamente, sino por razones metafísicas, ya que en verdad los agentes viven en un mundo paralelo.

Carme me sugirió Círculo Rojo y también que “lo mejor es un listado –de editoriales- y a por ellas, una a una, hasta reventar. Digan lo que digan sobre los ingenuos”. "Quien no llora, no mama”, acabó diciendo.

Gloria cree que los buenos agentes se han extinguido, igual que los rinocerontes negros. Añade que la cerrazón de las editoriales contribuyó a su muerte y concluye con una curiosa afirmación: “habemos quienes sabemos hacer las cosas, me refiero a montar una editorial. Tenemos todo, excepto dinero”.

Blanca está de acuerdo ya añade que siempre quedara Amazon como alternativa (que es gratis) aunque conlleva un gran proceso de auto difusión por parte del autor... 

Jesús habla por la voz de la experiencia. Dice que es más difícil acceder a las agencias que a las editoriales, y que las que responden lo hacen para ofrecerte servicios de corrección, más que para promocionar tu obra. 
Afirma que las editoriales están muy saturadas de manuscritos y ven cómo las ventas bajan cada vez más, de modo que es muy difícil que se animen a publicar a un autor desconocido. No parece muy optimista: dice que hay que intentar "venderles el producto" lo mejor posible, y ni aún así. 


Confiesa haber tenido la "suerte" de encontrar un editor (Ediciones Tagus, un sello electrónico de Planeta), cuya distribución es sólo a través de la plataforma de Casa del Libro, si bien añade que, aunque el trabajo editorial fue formidable, la promoción que hacen de la novela es prácticamente nula, lo que sumado a que el precio que pusieron a la obra fue de casi 5 euros, le lleva a pensar que habría tenido seguramente más difusión si la hubiera sacado él mismo en Amazon, que es lo que acaba recomendando. Publique sus novelas en esta plataforma y si ahí tienen éxito, “las editoriales llamarán a tu puerta”, es lo que acaba diciendo. 

Jesús sugiere que para buscar editorial lo mejor son las librerías. “En una librería mediana-grande puedes ver qué editoriales son las que realmente tienen una difusión aceptable de sus libros. De las que no veas ejemplares en esas librerías, mejor no probar, al menos en principio. 
Por otro lado, un hecho que hay que tener muy presente es que ahora escribimos más gente que nunca, por lo que destacar entre todo ese maremágnum es harto difícil, aunque sólo sea por una cuestión estadística. Es incluso posible que tu obra sea buenísima, pero por meras razones estadísticas no haya un suficiente número de personas que se fije en ella, y no consiga "despegar". Y eso sin contar con el hecho de que a todos nos parece que nuestra obra es mucho mejor que la media". 


Josep coincide con Jesús pero apunta que hay empresas que se ocupan de la promoción, pagando claro. Autopublicación, autopromoción; sí pero pagando... Parece que quien tenga dinero para apostar por su obra tendrá un camino abierto. Poderoso caballero Don Dinero, como siempre. Por otro lado, efectivamente, los agentes son los padres.

Janett-Lucía dice que el mundo editorial tradicional ha cambiado mucho con los teléfonos inteligentes y las tabletas, y que hoy en día las editoriales tradicionales han quedado para escritores extremadamente famosos y personalidades que escriben un libro. 
Termina afirmando que para ella la publicación digital ha dado alas a sus esperanzas, e incluso a sus libros de papel.



Savitri me dice que no pierda más tiempo rogando a editoriales y agentes para que me hagan caso. La vida es corta y los escritores queremos ser leídos, dice. Su consejo es: AUTOPUBLICACIÓN, así, con mayúsculas, lo que comparte Janett-Lucía.

Lorena reconoce que autopublicar es lo más fácil (y económico), si bien lo difícil es el paso posterior: la distribución y promoción, y también, claro, los pasos inherentes a la publicación (la revisión, la corrección, la edición, etc.) pues si optamos por "auto" no podemos contar con la visión especializada de otros, nos la tenemos que arreglar solos, a veces demasiado.

Lorena me plantea: ¿qué te parece si disparas tu propuesta editorial para todos lados? Envíalas a todas. Y que ellos decidan si la reenvían a otro departamento, a qué colección se adapta más, en qué editorial encajaría mejor, etc. Envía, envía, envía. A lo mejor deciden que no entra en el género policial sino en literatura de nuevos narradores, por darte un ejemplo. Que se las arreglen ellos! No son tantas, no olvides la concentración monopólica que tiene esta gente. 
Quiere que conste que esto no es un consejo, “no me gusta darlos (ni tampoco recibirlos, salvo que expresamente lo pida!) tómalo como una idea que surge charlando un poco de este tema. Insiste, persiste. Mientras mueves las grandes, paralelamente piensa en las independientes y también, mientras esperas que te contesten todas puedes ir trazando una estrategia de autoedición (aquí debes analizarlo desde parámetros del marketing y de la inversión) 
Pero insiste, sigue, sigue.”

Anthoni no puede decir nada por lo que se refiere a España, pero sí que acaba de publicar dos novelas cortas en la Editorial Persée, en Francia, escritas en francés y que está traduciendo al español actualmente. 
Afirma que Persée ayuda a los nuevos escritores publicando sus libros por un precio bastante correcto. 


Frida cree que eso de disparar a todos lados abre la puerta a que plagien la novela, por lo que recomienda que se inscriba en la institución respectiva para proteger sus derechos de autor antes de disparar. 
También dice que si se cuenta con los medios económicos necesarios puede autopublicarse y asumir la tarea de mercadeo correspondiente. 

Jesús recomienda autopublicar la novela, preferiblemente en Amazon KDP, y promocionarla a través de blogs, redes sociales, etc. (y por supuesto, llevarla al registro de la propiedad intelectual primero de todo). Todo ello puede hacerse en paralelo con la búsqueda de un editor. Si la novela recibe buenas críticas en internet, eso ayudará también a convencer a los posibles editores. 



Carme creo que pone un excelente colofón a un debate que me ha parecido muy interesante: dice que su ilusión es publicar en papel y no tiene prisa “¿Qué estoy haciendo?, pues contacto con alguna editorial o agente literario preguntando si puede interesar el tema que propongo y si contesta afirmativo, pues entonces sí envío. Dar palos de ciego no es lo mío, lo considero desmoralizador y poco práctico. Regalar mi obra, ni en broma: “antes muerta que sencilla”. Autopublicar: siempre estoy a tiempo. Presentarme a certámenes: por descontado. Promocionar mi marca personal a través de mi web-blog: a todo trapo. Pero por encima de todo, cree en ti pero no esperes que alguien llame a tu puerta. 

Como podéis ver, una auténtica tormenta de ideas, bastante pegada a la realidad y creo que interesante.

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Feliz día.    



2 comentarios:

  1. Esto es lo que hay para tí, con tantos amigos...

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    1. Gracias por comentar, Carlos. He visto tu perfil y veo que usas a menudo la expresión "esto es lo que hay". Tiene algún dignificado especial para ti?

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